lunes, 22 de octubre de 2018

20 DE OCTUBRE...EL DÍA DESPUÉS.

Hoy es "el día después" . Disculpadme si mis palabras de hoy os suenan excesivamente duras o negativas, sobre todo en mí, a quien Dios ha dado una "tregua", "una segunda oportunidad" y la posibilidad de "superar" esta enfermedad.....al menos de momento y de lo que estoy tremendamente agradecida.

Como sabéis, hace un par de días se celebró el Día contra el de Cáncer de Mama. Todo se tiñó de rosa. Sin embargo, no soy yo mucho de "dedicar días a"....porque considero que éste tipo de enfermedades no es cuestión de un día, ésto va mucho más allá. Aunque debo admitir que algo de conciencia social crea. Ayer todo eran artículos sobre el tema, lazos rosas, y buen rollo....pero y ¿hoy?

 ¿Qué pasa a partir del día después? 

El cáncer de mama es una enfermedad en la que, en una primera fase, tras el diagnóstico y la tragedia-impacto que ello supone, lo que prima en la paciente es la necesidad imperiosa de curarse, como sea, hacer lo que sea que haya que hacer y dictaminen los médicos. Es una lucha feroz contra tu cuerpo de la que no tienes casi conciencia hasta que ha pasado. Al menos, a mí me ha ocurrido así. Todo suele ser tan rápido, detección, diagnóstico, cirugía-tratamiento, que estás en un estado de alerta y tensión enorme. Es como si no pudieses caer, fallar. 

Pero la caída llega con posterioridad, cuando todo "ha pasado" y no tienes el empuje que tenías, porque te agotaste en esa primera fase. Esta segunda fase es más mental que física. Cuando, pasado el frenesí primero, analizas por todo lo que has pasado, te han hecho, has dejado de hacer, ya no podrás hacer....es la fase peor. Todos te ven bien, pero no lo estás. Ya no eres la que eras y no sabes quién eres. Y tus cicatrices te recuerdan a diario ese abismo de angustia por el que estás pasando o pasaste. Por muy bien que lo hayas podido llevar, es inevitable.

Hoy me planteo si con tanto "mensaje positivo" se distorsiona un poco la dimensión de la enfermedad. El cáncer de mama no es un resfriado del que te recuperas con una semana de tratamiento. El cáncer de mama te hace enfrentarte a diario a tus miedos e inseguridades, es como un maestro que viene a enseñarte, y del que,  un porcentaje de enfermas, salen...otro tanto no.

Cuando yo terminé la químio, pensé que ésto estaba finiquitado, zanjado, carpetazo total y absoluto....a día de hoy pienso que fui un poco ingenua. No me apetecía escribir nada al respecto, pasaba por alto los artículos que me llegaban, era como si la película ya no fuese conmigo. "El resfriado" había pasado. La doctora Casas dijo en una de las charlas a las que he asistido este mes que no hay que ser "triunfalistas" ante esta enfermedad. Confieso que me impactó el escuchar esto. Sin embargo, después de tantos testimonios escuchados entiendo el significado de sus palabras. El cáncer de mama te hace librar "batallas", una tras otra...y es eso lo que se va superando, esa es la victoria: acostumbrarse a vivir con la incertidumbre del qué sucederá mañana, con la sombra de la recaída, con el dolor de ver que algunas de tus compañeras se quedan en el camino, sin pechos, llena de cicatrices y , a pesar de todo, no ahogarse en la pena y la tristeza. Hay que llegar al punto en el que verte en el espejo te haga sentir orgullosa de tus logros.

No podemos controlarlo todo, nadie te asegura la curación total si eres "buena y haces el tratamiento al pié de la letra". No, esto no funciona así, sino que le pregunten a mis compañeras con metástasis. No se puede asegurar un "final de color rosa" siempre, claro que no. Nos estaríamos engañando si pensáramos así.

Por eso debemos seguir creando conciencia social "todos los días" y, lo que es más importante, haciendo reales nuestras intenciones de ayuda. No nos quedemos en palabrería, en lo superficial de la cuestión, ni, por supuesto, en el drama. El haber pasado por esto te permite poder empatizar con otras personas que ven en tí su meta a alcanzar....la curación. Ven en tí un modelo para gestionar su proceso de enfermedad, ven en ti conseguidas muchas de las necesidades que en tienen y eso es muy importante.

A todo esto es a lo que me refiero con "el día después". El cáncer de mama no tiene fecha de finalización. Lo que sí tiene es un antes y un después del diagnostico; tiene un punto donde tu vida ya no es, ni será la misma. Será, simplemente, distinta. Sea como sea y dure lo que dure.

Mientras tanto...¡a vivir que son dos días!